La lógica y la razón no siempre son suficientes
Hay un cuento que se usa mucho en contextos psicoterapéuticos que trata de un hombre que creía que era un grano de maíz. Resulta ser que era una persona con una vida bastante difícil pues estaba a expensas en todo momento de ser devorado por las gallinas. ¡Era un mar de nervios! Decidió hacer terapia pues era imposible vivir así. Estuvo mucho tiempo visitando especialistas y probando con diferentes métodos. Después de mucho bregar finalmente un equipo psicoterapéutico muy famoso logra convencerlo de que es un ser humano. El hombre estaba muy contento. Y los terapeutas también. Lo habían ayudado a erradicar esa idea irracional. Lo despiden en una fiesta donde participó todo el equipo. El hombre entusiasmado expresaba: ¡Que libertad volver a ser un humano! ¡Muchas Gracias! No obstante, su ánimo empezó a deteriorarse de a poco. Ya al final de la velada estaba totalmente apesadumbrado. Los especialistas se temieron lo peor: Volvía a ser un grano de maíz. Le preguntaron y respondió que no. Que estaba convencido que era un hombre, por supuesto. Pero lentamente empezó a carcomerlo una duda: ¿Ya se lo habían dicho a las gallinas?
Saber que una idea es irracional no siempre es suficiente para erradicar el miedo que nos provoca. Hay estructuras emocionales que responden a objetos -como en este caso las gallinas- sin que medie la razón. Es importante entenderlo y aceptar que puede llevar tiempo el cambio.