¿Dónde hallar la felicidad?
Se puede decir que la búsqueda de la felicidad es el camino que todos los seres humanos persiguen. Todos, de una manera u otra, quieren ser felices. Resulta para la mayoría una búsqueda incesante e infinita. Siempre parece que la felicidad está a la vista, como el horizonte, y al acercarnos se vuelve a distanciar. Tenemos montones de proyectos y deseos que cuando se cumplan nos harán felices. Y la vida pasa y tenemos la capacidad de cumplir y realizar muchas de nuestras expectativas, pero la felicidad se resiste a llegar. Nos resignamos a pensar que es una emoción o entidad momentánea, no duradera. Por lo que nos tenemos que volver unos cazadores furtivos de esos momentos. Alcanzar la felicidad se vuelve una persecución extenuante de sensaciones frugales. Surgen y desaparecen como pompas de jabón. ¿Será que esto es lo que llamamos felicidad? ¿De verdad tan efímera y escurridiza es? ¿Y si la felicidad no dependiera de lo que logremos alcanzar en el mundo externo? ¿Y si fuera un estado interno al cual tenemos acceso y por falta de conciencia no lo experimentamos?
Estas reflexiones me recuerdan la fábula del pez que busca el océano. La comparto.
-“Usted perdone”, le dijo un pez a otro, es usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá ayudarme.
– Dígame: ¿Dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado. –”El Océano”, respondió el viejo pez, “es donde estás ahora mismo”. – ¿esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el OCÉANO, replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte.
Nuestro presente no se experimenta a plenitud y parece solo “agua” porque el “océano”, que son nuestras expectativas, siempre resultan más atractivas. Parece increíble pero siempre dejamos de lado la realidad por la ilusión. Osho, maestro espiritual indio, decía que la mayoría de las personas están desnutridas espiritualmente porque cuando llegan al restaurante de la vida en lugar de disfrutar de la comida real se comen el menú. ¡Y es cierto! A menudo nos quedamos atrapados en las ideas, juicios y creencias sobre la vida, en vez de vivirla plenamente. Hay que detenerse y dejar de buscar el “océano”. Siempre está disponible si priorizamos la vivencia directa sin los intermediarios mentales.